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En el ranking mundial de cultivo del olivar, España se sitúa como el primer país en producción de aceite de oliva, así como en superficie dedicada a su cultivo, que ha aumentado un 4,2% en los últimos tres años. La producción española representa aproximadamente el 60% de la producción de la UE y prácticamente el 45% a nivel mundial.
La Encuesta de Superficies y Rendimientos de cultivos en España (ESYRCE 2019) recoge que la superficie destinada al cultivo de olivar (2.733.620 hectáreas) representa el 16,1% de la superficie de cultivo total.
La zona de España donde más extendido está su cultivo es Andalucía, aunque en Castilla-La Mancha, Extremadura y algunas zonas de Cataluña y la Comunidad Valenciana, el cultivo del olivar está cobrando fuerza tanto en suelos de secano como de regadío.
La media de producción está en torno a 1,5 millones de toneladas al año, de las que el 28% se cultivan en regadío. La producción media ha crecido considerablemente por el gran incremento de plantaciones con olivar superintensivo.
El principal motivo para elegir uno u otro tipo de cultivo es el grado de rentabilidad de las explotaciones agrícolas para asegurar su viabilidad: maximizar la cantidad y calidad de las aceitunas obtenidas mediante la optimización de los costes de producción.
El cultivo del olivar del tipo tradicional, sujeto en muchos casos a programas de ayudas de la UE, como la PAC, nunca podrá competir en rentabilidad con los nuevos olivares de cultivo intensivo y superintensivo, tanto en secano como en regadío.
En este sentido, los olivares con cultivo intensivo y superintensivo están cambiando el paisaje de nuestros campos a un ritmo acelerado, debido, principalmente, a que los costes de cultivo de un olivar tradicional son elevados y ponen seriamente en riesgo la continuidad de estas explotaciones por los bajos precios de los aceites de oliva.
Prácticamente la totalidad de las nuevas plantaciones descartan el olivar tradicional, debido principalmente a que la producción en origen de 1 kilogramo de aceite de oliva no resulta rentable para el agricultor, en la mayoría de los casos.
De hecho, se están arrancando olivares tradicionales poco productivos para implantar olivares intensivos y superintensivos. Aunque esto favorecerá un incremento importante de la producción de aceite, acarreará más presiones a la baja sobre los precios en origen, por lo que la marginalidad será más acusada en los olivares tradicionales.
A continuación, mostramos un cuadro donde podemos consultar los precios que se fijaron en agosto de 2020.
SISTEMA DE CULTIVO | COSTE POR KG DE ACEITE |
Olivar tradicional no mecanizable de secano | 3,52 € |
Olivar tradicional mecanizable de secano | 2,64 € |
Olivar tradicional mecanizable de regadío | 2,18 € |
Olivar intensivo de secano | 1,90 € |
Olivar intensivo de regadío | 1,60 € |
Olivar superintensivo (en seto) de regadío | 1,49 € |
Los sistemas de cultivo del olivar son tres: el tradicional, el intensivo y el superintensivo. Vamos a describir las características de cada uno de ellos.
Se trata del olivo en su estado más antiguo y, por tanto, silvestre, por lo que su producción depende del clima y la zona geográfica. Este tipo de cultivo es el más extendido en países como España, Italia y Portugal, caracterizados por una baja densidad de árboles, entre 80 y 120 por hectárea, y escasamente mecanizados, por lo que las tareas suelen ser manuales y requieren de mucha mano de obra.
Para que el cultivo tradicional del olivo sea rentable, los ingresos por la venta de la aceituna recolectada deben superar los costes de laboreo agrícola. Esto va a depender, en gran medida, del grado de mecanización y la intensidad de estas labores. A grandes rasgos, esta clase de cultivos permiten una alta productividad por árbol, pero baja productividad por hectárea, pues su marco de plantación suele oscilar entre los 10 y los 12 metros.
Atendiendo al grado de mecanización de las labores agrícolas podemos diferenciar:
En ambos sistemas de cultivo los olivos tardan mucho más en crecer hasta ser productivos que los sistemas intensivos o superintensivos, en los cuales nos centraremos a continuación, pues son la tendencia actual. De hecho, en el sistema de cultivo del olivar tradicional no se alcanza una producción óptima hasta pasados decenas de años.
El cultivo intensivo o superintensivo de los olivares permite una mecanización más eficaz de las distintas labores. El coste por cada kilo de aceite podrá oscilar entre 1,2-1,7 euros, lo que permitirá un margen de rentabilidad suficiente.
Este tipo de cultivo se comenzó a desarrollar en la década de 1960 y asegura una mayor rentabilidad económica en comparación con el cultivo tradicional del olivo. El rendimiento mejora notablemente gracias al empleo de sistemas de riego y la mecanización de la recolección mediante el uso de vibradores autopropulsados con paraguas para el derribo y la recepción del fruto o también con cosechadoras.
El sistema intensivo de cultivo del olivo consta de olivos aislados con la copa en forma de vaso, olivos jóvenes de un solo pie colocados en marcos de de 7 x 7 metros, 8 x 4 metros y 7 x 5 metros, consiguiendo unas densidades de entre 200 y 600 árboles por hectárea.
El coste de cultivo por cada planta es de aproximadamente 3,5 euros, lo que viene a significar unos 1.500 euros por hectárea. El rendimiento pleno del olivar se da a los 7 años, aunque se puede recolectar la primera cosecha a partir del quinto año. La vida útil de las plantas puede superar los 40 años.
El cultivo del olivar intensivo genera una alta productividad de aceite de oliva virgen extra por hectárea. La producción en secano puede alcanzar los 5.000 kilos/ha de media cada año y hasta el doble en regadío. La recolección se realiza mediante máquinas vibradoras.
En Altrac disponemos de una amplia gama de tractores enfocados al cultivo del olivo, así que sólo tienes que elegir el modelo que mejor se adapte a tus necesidades.
Es el cultivo preferido por el alto grado de mecanización del cultivo, a pesar de que la inversión para realizar la plantación es mucho más alta que en las anteriores modalidades, llegando a los 6.000 euros por hectárea. Se considera olivar superintensivo aquel que supera los 1.000 árboles por hectárea. Los marcos más utilizados son los de 25 x 1,20 metros, 3,5 x 1,35 metros y 4 x 1,5 metros, que permiten alcanzar hasta 3.000 árboles por hectárea.
En este tipo de cultivos se utilizan sistemas de poda mecanizada y recolección mediante máquinas vendimiadoras adaptadas, que reducen notablemente los costes de explotación y la dependencia de mano de obra. La elevada mecanización del cultivo favorece una rápida entrada en producción. La mecanización de la recolección está prevista para cosechadoras con lo que mecaniza el derribo del fruto, su recepción y su transporte.
El olivar superintensivo de secano puede producir en torno a los 6.000 kg/ha, mientras que si es de regadío puede superar los 12.000 kg/ha, siempre que se dispongan de recursos hídricos suficientes en la zona.
La producción plena se consigue en apenas 5 años. La vida útil de las plantas oscila entre los 12 y los 14 años, provocada, en gran medida, por la falta de aire entre los árboles y la escasa iluminación. Transcurrido ese tiempo es necesario renovar las plantaciones de árboles.
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